2/12/08

Ante el espejo




Parada ante el espejo siento todo el peso de una culpa que ya nunca me abandona. Me dice que he fallado a todos, que le he fallado a él, sin embargo a quien he fallado es a mí.
Me acusa de hacerle daño y, aunque estoy segura de que no es cierto, él muestra ese gesto de persona agraviada, que he llegado a odiar. Me hiere en lo más hondo cuando me acusa de desamor y de amargarle la vida, mientras dice quererme más que a nada ni nadie en el mundo.
No quiero ese amor; no quiero ningún tipo de amor. Quiero vivir en paz, sola, sin nadie a quien servir, ni nadie que, constantemente, me haga sentir culpable de no querer ser un objeto al servicio de cualquiera.
Pero aún no tengo fuerzas para enfrentar esa batalla ¿dónde iría después? Al fin y al cabo dependo de él. Tal vez lleve razón al decirme que mi tren pasó y lo dejé escapar. Quizás mi ego me ciega y no me deja ver cómo soy realmente y por eso me niego a aceptar la imagen que él me presenta.
Ahora he de ensayar esa sonrisa que muestra al mundo una felicidad ficticia. He de esconder mi cansancio, el asco que siento de mí misma, por no tener coraje para decir ¡basta ya!
Es difícil sonreír cuando te sientes cada vez más ultrajada, más objeto y más triste, pero aún es más difícil que los demás descubran que ese ser encantador que vive junto a ti, es un terrorista doméstico; un monstruo que te destruye poco a poco, que te anula en nombre de un amor que no es otra cosa que un enfermizo afán de poder.
Es terrible cuando un loco te dice que has perdido la razón y es casi imposible sonreír cuando te sientes muerta.

©I.R.P.

2 comentarios:

Odal Orto dijo...

Enhorabuena por tu blog. Nos pasaremos por aquí de vez en cuando.

Luci_ernaga dijo...

Muchas gracias por tu visita y por tus palabras.
Puedes entrar cuando lo desees.

Luci_ernaga